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Con o sin bici, cuidado con la anemia

Los deportistas tienen una manía muy grande y es que cuando se sienten más cansado de lo normal lo achacan siempre a que necesitan algo de energía, que es posible que sufran algo de anemia sin poder parase a pensar que lleven unas semanas con más estrés bien por lo laboral, por la familia, por rodar con la bici… lo que todo el mundo podría pensar que es no tener un descanso en condiciones, los deportistas son más extremistas y como se hagan un análisis de sangre y vean los niveles un tanto raros, malo, ya tenemos drama para rato porque a pesar de que te digan que los resultados son totalmente normales, tú te autoconvences de que no y que la anemia se está apoderando de tu cuerpo lentamente.

Sólo tendrás en mente ir a una farmacia y pedir un arsenal de pastillas que te ayuden a superar tal terrible situación, pero ¡ALTO!, hay que tener mucho cuidado, como cuando elegimos nuestro seguro de bicicleta. Ante todo y como regla número uno para todo, lo más importante y sin pensarlo es acudir a un especialista y que sea él quien realmente te de la valoración exacta de todo lo que está ocurriendo. Va a ser la persona más adecuada que podrá darte el diagnostico correcto porque para tener anemia no solo podemos basarnos en unos valores ya que influyen otros resultados de la analítica como la hemoglobina, las hematíes…

En primer lugar tenemos que decir que no existe un tipo de anemia solamente, aunque la más común es la ferropénica o aquella que es debida  una carencia de hierro y el problema de todo ello reside en que quizás nunca tengamos unos niveles excelentes o que pueda tratarse de lo que se conoce como “falsa anemia” ya que puede deberse a  una adaptación por la realización de un ejercicio aeróbico continuado ya que aquí la disminución de las hematíes es, simplemente, aparente.

Hay que darle la importancia justa a las cosas que lo tienen, y la importancia necesaria a aquellas que nos deben preocupar más como es el hierro, elemento clave ya que es el núcleo de la hemoglobina, la misma que transporta el oxigeno a los músculos.

Es muy importante empezar a reconocer síntomas porque nos va a ayudar a atajar el problema antes de que sea más grave. Es imprescindible conocer si la pérdida de hierro que se produce es superior a la ingerida, porque esto quiere decir que estamos echando mano a las reservas de hierro, la ferritina, presentes en hígado, bazo o médula ósea, de aquí, la importancia de no automedicarse ya que el exceso de hierro es igualmente de perjudicial para la salud ya que el hierro de más se almacena pudiendo da lugar a enfermedades que deriven en otras como diabetes o dolencias cardíacas.

Como hemos estado hablando antes, con las reservas de hierro al mínimo, no se cumple con la necesidad que necesitan los glóbulos rojos y por lo tanto se producen menos que posteriormente da una disminución en el valor de la hemoglobina y de los hematocritos y, la médula ósea intenta fabricar un numero mayor para suplir esa falta aunque el tamaño de estos es menor (típicos de una anemia por falta de hierro).

Hay ciertos síntomas que nos pueden alertar de que podamos tener anemia como:

  • Tener más frío de lo normal y un hormigueo en la zona de las puntas de los dedos (tanto de las manos como de los pies).
  • Ritmo cardíaco superior al habitual.
  • Debilidad y fatiga.
  • Cicatrización lenta de heridas
  • En el caso de las mujeres, ciclos menstruales irregulares o la falta de estos mismos.

Como hemos dicho, la anemia no es algo que podamos estar previniendo en el sentido de estar automedicándose constantemente pero una correcta alimentación con un aporte correcto nos va a ayudar bastante, como tener el seguro para bicicleta.

El hierro podemos encontrarlo en fuentes animales (se absorbe mejor) y en fuentes vegetales, alimentos como el hígado (en especial el de pollo) son una fuente muy rica de hierro, así como ciertos mariscos (berberechos, almejas…). En cuanto a los vegetales, que se absorben peor, podemos destacar los cereales integrales, las legumbres como las lentejas (cuántas veces habremos escuchado hablar a nuestra madre del hierro que tienen las lentejas) o los frutos secos como las almendras o los pistachos.

Como siempre, DIETA VARIADA.

Y tendremos que poner un especial cuido en épocas como el verano por la sudoración que provocar un incremento de la perdida de hierro. Si eres vegetariano, no hay problema alguno, encontramos alimentos ricos en hierro que puedes ingerir perfectamente como la espirulina (alga con proteínas de alto valor biológico), la levadura de cerveza o la soja, entre otros.

Al igual que hemos hablado de que alimentos son muy beneficiosos, hay ciertos alimentos que no se deben combinar ya que entorpece la absorción del hierro. Por ejemplo alimentos ricos en hierro no es recomendable mezclarlos con café, alcohol…

Así que al mínimo que no te encuentres en tu plena forma cuando ruedas con la bici, acude a un especialista y no saques conclusiones por ti mismo, que hay que salir a rodar a tope y con el seguro para ciclista por bandera.

Controlar el ácido láctico

Son muchas las cosas, en cuanto a salud, que debemos tener en cuenta cuando practicamos ciclismo o cualquier otro deporte. Como ya sabemos es importantísimo hacerse revisiones médicas para controlar que todo está en orden. Pero son muy pocas las personas las que saben que hay que controlar el ácido láctico.

¿Qué es el ácido láctico?
El ácido láctico se produce principalmente en las células musculares y en los glóbulos rojos. Dicho ácido se forma cuando el cuerpo descompone carbohidratos para utilizarlos como energía durante momentos de niveles bajos de oxígeno. El nivel de oxígeno en el cuerpo podría bajar durante el ejercicio intenso o si la persona tiene una infección o una enfermedad. Por este motivo es importante hacerse un examen para medir la cantidad de ácido láctico en la sangre.

Este ácido es uno de los mayores enemigos de los ciclistas. Por eso es conveniente conocer cómo evitar la producción de esta sustancia tan dañina para nuestros músculos.

Si eres amante del ciclismo y en algún momento decides prepararte para competir necesitas entrenar a fondo durante un período de tiempo largo. Pero para ello hay que empezar desde lo más bajo, es decir, no sirve de nada entrenar desde el primer día muy fuerte porque podemos dañar nuestro organismo. Por eso, si buscas un entrenador, seguramente te dirá que empieces pedaleando muy lentamente. El entrenamiento y la fisiología van cogidos de la mano. Cualquier estímulo físico que se realice tendrá unos efectos fisiológicos.

Si estos efectos son provocados a conciencia, entonces se le llama entrenamiento, pero si se provocan sin conocimiento de causa o efecto y sin orden ni concierto, entonces no será un buen entrenamiento.

Si no controlamos esos efectos estaremos “hipotecando” toda una planificación y limitando nuestros tiempos debido a que no controlamos las pulsaciones que debemos mantener cuando montamos en bici.

Los vasos capilares que rodean los músculos son los encargados de hacer llegar el oxígeno y el alimento necesario para que puedan trabajar bien. Por esto mismo, si conseguimos que esas fibras musculares se recubran de la mayor cantidad de vasos capilares, estaremos desarrollando nuestras capacidades aeróbicas. Por tanto, a mayores capacidades aeróbicas, más preparados estaremos para aguantar más horas y a un mejor ritmo, así como una mejor recuperación tras el ejercicio.

¿Cómo se forma un vaso capilar?

El encargado de hacer más vasos capilares es el plasma sanguíneo. El corazón impulsa la sangre por todas las arterias. Al llegar una gota de plasma dentro de un capilar en el momento de la contracción, choca y se ve comprimido contra la pared del capilar. El plasma encontrará un punto en el capilar que ofrece menor resistencia y se deforma un poco. Así, tras muchas contracciones llegará un momento en el que, en ese punto débil, terminen formándose los capilares hasta envolver la fibra muscular.

¿Y cuándo actúa el ácido láctico?
Este ácido se produce en el interior de nuestras células musculares, debido a la combustión incompleta de la glucosa. Es decir, que cuanto menos oxígeno llegue a nuestro músculo, más ácido láctico se genera.
El ácido láctico es perjudicial para la salud y quien se encarga de combatirlo es el plasma sanguíneo.

¿Cómo cambiar la situación para aprovechar el ácido láctico?
El plasma contiene unas sustancias bicarbonatadas que, en contacto con el ácido láctico, hacen que se convierta en lactato. Este lactato sí es “comestible” por nuestros músculos.
Si mantenemos unas pulsaciones bajas o moderadas, el plasma fluye libremente por los capilares. Pero si aumentamos estas pulsaciones el ácido láctico comienza a hacer de las suyas. Cuando los vasos capilares detectan ese aumento de ácido se hacen más permeables, lo que ayuda a que el plasma atraviese las paredes del vaso y empape las fibras musculares, convirtiendo así el ácido láctico en lactato.

Por todo esto, debemos tener en presente que hay que tener un período de acondicionamiento general antes de realizar cualquier competición, comenzando primero con unas pulsaciones bajas que irán aumentando poco a poco con el entrenamiento. Así conseguiremos que haya una producción mínima de ácido láctico y que nuestro plasma pueda crear suficientes vasos capilares.

Con el paso del tiempo esto nos ayudará a adaptarnos antes a los esfuerzos, lo que contribuirá a que subamos nuestros niveles deportivos.