Cuando tenemos una lesión, accidente o algún golpe con nuestra bicicleta, cuando realizamos un entrenamiento duro, o hacemos una ruta intensa, podemos tener molestias musculares, articulares o de ligamentos… ¿Qué es mejor aplicar, frío o calor?
En Biciplan, comparador de seguros de bicicletas y ciclistas os vamos a transmitir unos sencillos consejos. Tanto el frío como el calor disminuyen el calor y el espasmo muscular, pero la forma en que actúan es diferente, y muchas veces sus efectos pueden ser opuestos. Es importante saber qué nos duele y qué tipo de dolor es, para saber si es mejor el frío o el calor.
FRÍO: provoca una vaso-constricción superficial que limita una mayor inflamación de la zona afectada. Si se trata de una lesión grave, se puede proceder a elevar el miembro dañado. El frío disminuye el flujo sanguíneo en el área afectada, por lo que disminuye también el edema y el dolor.
Si aplicamos un masaje con hielo obtendremos, además, un mejor resultado, sobre todo si el ejercicio que se ha realizado ha sido muy duro. Este tratamiento es propio de los atletas.
Otro método es la compresión con frío, también más efectiva que si se aplica solo frío o solo compresión en la zona afectada.
El frío suele ser el criterio elegido ante una lesión con inflamación, hinchazón, dolor… durante las primeras 72 horas. Si después continúan estos mismos síntomas, es mejor seguir aplicando frío, antes que pasar al calor.
Hay que tener cuidado con no causar lesiones debido al exceso de frío, como por ejemplo una urticaria, daño neuronal, quemaduras de frío… ya que así estamos ralentizando el proceso de curación.
CALOR: provoca una vaso-dilatación superficial, aumentando el riego sanguíneo de la zona dañada, mejorando así el flujo de la sangre y eliminando posible residuos y sustancias algógenas, que provocan el dolor. Se aplica el calor en aquellas lesiones en las que no haya inflamación o hinchazón, como por ejemplo, una contractura muscular, o aliviar un dolor articular.
El calor mejora el dolor muscular, disminuye el entumecimiento y mejora la flexibilidad. Puede tener un efecto más duradero que el frío, por eso se suele decir que el calor es mejor para medio y largo plazo.
Debemos evitar posibles quemaduras al aplicar el calor en la zona afectada, por lo que hay que revisar la zona cada pocos minutos. El calor, además, actúa reduciendo la presión arterial, por lo que hay que tener cuidado, dependiendo de la zona en la que se aplique, ya que puede provocar mareaos o desmayos.