La bella capital de Irlanda se abre ante nosotros para dejarnos con el mejor sabor de boca posible, así que agarra la maleta, la bicicleta con el seguro de ciclista y allá vamos.
Dublín es una ciudad que te sorprende siempre, desde su fundación por los vikingos hasta hoy es una ciudad que sigue creciendo día a día y nunca deja de indiferente a nadie.
Si estamos preparados, nos vamos directamente a Trinity College. Está ubicado en College Green frente las antiguas Casas Irlandesas del Parlamento y el campus está compuesto tanto por el colegio como por la Universidad, es el único colegio que forma parte de la Universidad de Dublín, la que más antigua de Irlanda. Su recorrido nos va a llevar un tiempo debido a la belleza que se esconde tras sus muros, de las cuales destaca su capilla, el campanario o su museo y la antigua biblioteca que custodia la primera arpa de Irlanda.
Una vez que nos hemos dejado encantar por la magia de la universidad, nos vamos a ir pedaleando hasta la calle Grafton, la más comercial de la ciudad y donde nos vamos a ir llevando un poco del aire que se respira en Dublín con sus músicos, artistas y la estatua de Molly Malone. Si seguimos por la calle hacia el final, nos vamos a encontrar con el centro comercial y con el parque Stephen´s Green donde se ubica la estatua de James Joyce, escritor irlandés, conocido por su obra Ulises. Junto a esta calle, vamos a poder deleitarnos con la Iglesia de Santa Teresa. Hacia la parte contraria, hacia la calle Dawson, podemos encontrar la Iglesia de Santa Anna, románica y que al doblar encontraremos uno de los tesoros de Dublín, el Museo Nacional donde se guarda el cáliz de Ardagh o la cruz de Cong.
A un pedaleo de aquí nos topamos con la Biblioteca Nacional dónde se albergan las dos cámaras del Parlamento Irlandés, el Dáil y el Seanad, ambas visitable.
De allí nos dirigimos hacia el Museo Heráldico y la oficina genealógica donde te dan información sobre la ascendencia irlandesa de los interesados y muy cerquita de este mismo lugar, encontramos la Galería Nacional, experto en arte irlandés. Junto a la Galería, el Museo de Historia Natural y el Edificio del Gobierno.
Muy cerquita de nuestra última parada, podemos pedalear hasta el parque Marrion Square. En su interior, belleza multiplicada por mil, con sus bellos jardines y la estatua de Oscar Wilde, escritor, poeta y dramaturgo. Aquí podemos hacer un pequeño alto para descansar o comer algo. Y una vez respuesta la energía, existe cerca de aquí una calle perpendicular donde todas sus casas tienen las puertas de colores y donde se ubica el número 29, su mobiliario proviene del Museo Nacional y muestra cómo era la vida de las personas en su época.
En la calle Ely place, cerquita desde donde estábamos la última vez, se halla la Royal Hibernian Academy Gallagher Gallery poniendo el punto final a nuestro primer día irlandés.
Después de un desayuno de campeones, nos dirigimos de nuevo a coger nuestra bici para pedalear hasta el Parque Kings Inn donde se sitúa el lugar que antes servía de estudio y residencia para los abogados, el King´s Inn y, tras tomar un rato los rayos de sol, nos vamos al Wax Museum, el museo de cera donde se encuentran muestras de la cultura y la historia de Irlanda y de allí con un suave pedaleo a ver el Gate Theatre y sus bellos Jardines de los Recuerdos, además del primer hospital maternal de toda Europa, el Rotunda Hospital y de allí es un pequeño paseo al Museo de los escritores de Dublín y la Galería Municipal de Arte Moderno Hugh Lane.
Hora de comer, así que aparcamos nuestra bici (si nos la roban, esperemos que no, al menos tenemos nuestro seguro de bicicleta).
Al reanudar nuestra marcha, vamos a adentradnos en una de las calles más amplia de toda Europa, calle O´Connell donde se encuentra la estatua de O´Connell y otras muchas de ilustres personajes de Irlanda así como muchas tiendas y el puente de O´Connell.
A un lado nos vamos a encontrar la Catedral de Santa María, la catedral católica de Dublín y nos movemos hacia la calle Marlborough y bajamos hasta alcanzar el Teatro Abbey donde todavía se realizan representaciones y pedaleando pedaleando nos movemos por la orilla del río hasta el puente Ha´pennyel puente que une el Liffey con Temple Bar, la zona de marcha de Dublín.
Pero antes de disfrutar de la fiesta de Dublín, nos vamos a admirar la obra maestra de James Gandon, el Four Courts, sede del tribunal supremo de Irlanda, el alto tribunal de Irlanda y el tribunal central criminal de Irlanda. Y de allí a la Iglesia de San Michael, una iglesia un tanto macabra debido a que su contenido no es más que criptas, momias e incluso el órgano que tocó Haendel.
Y aunque aquí podíamos terminar la visita, podríamos adentrarnos un poco hasta la vieja destilería Jameson que a pesar de ser un museo actualmente, la visita incluye una cata de Whisky o llegarnos hasta Temple Bar y cumplir con la tradición de tomar unas pintas y unas tapas típicas disfrutando de música en vivo.
Es que Dublín no deja de sorprender.
- Día 3. El final de Dublín llegó.
Vamos a comenzar nuestro último día con una visita al Castillo de Dublín. Su último personaje en hospedarse entre sus altos muros fue la mismísima Margaret Tatcher y en la actualidad, en su parte más moderna, alberga el museo y en ciertas ocasiones se realizan recepciones oficiales, que por supuesto son totalmente exclusiva y no podréis pasar. Desde que se construyó el Castillo ha sido un claro referente de historia y evolución de la propia ciudad. En la actualidad, el Castillo se divide en dos museos, dos cafeterías, un centro internacional de conferencias, dos jardines, edificios gubernamentales y los apartamentos de Estado. Tanto los jardines como la Capilla Real, el Museo de Gardas… se pueden visitar de manera libre, excepto los apartamentos que se podrían visitar bajo la contratación de un guía.
La parte de mayor antigüedad es la torre, Record Tower siendo este el último rastro del primer edificio construido propiedad del primer señor de Irlanda, el rey Juan. Además, la Capilla de San Patricio es, de igual forma, otro de los restos de mayor antigüedad.
Una vez que ha terminado nuestra visita por el Castillo de Dublín, pedalearemos calle abajo hasta llegar a la Iglesia de St. Werburgh edificada sobre los restos de la antigua iglesia datada en el siglo XII. Destaca el púlpito gótico y los cenotafios de la familia Guinnes y si terminamos de pedalear por esta misma calle, veremos el llamado Tour de Dublinia, se trata de una exposición de lo que pudo ser la Dublín medieval con maquetas y mucha interactividad que gusta tanto a los más pequeños como a los más mayores.
De allí nos vamos directamente a la Catedral de Christ Chruch, se considera la más antigua de las dos catedrales de la ciudad. Ha sido vivienda del arzobispo de Dublín y está consagrada a la Trinidad.
Y continuamos hasta el conocido Taylor´s Hall, donde se da la última sede gremial de la ciudad y la Iglesia de St. Audoen, la medieval más antigua que conserva la ciudad que por su lado posterior se encuentra St. Audoen´s Arch, la ultima puerta de la ciudad que aun se mantiene.
Antes de poner punto y final a nuestra aventura, vamos a dirigirnos hasta el icono del país, el Parque y la Catedral de San Patricio.
La Catedral de San Patricio se construyó al lado de un pozo en el que cuenta la leyenda que el santo bautizaba a todos aquellos que querían convertirse al cristianismo, aunque la Catedral choca con lo que cabe esperar de una catedral católica ya que es anglicana. Se destaca el coro con una gran variedad de espadas, banderas y la autentica puerta de “el perdón” con su propia leyenda que nos podéis contar en cuanto vengáis del viaje. En la parte trasera se encuentra la Biblioteca Marsh, la biblioteca pública más antigua de Irlanda.
Y esto ha sido Dublín bicicleteros, una verdadera joya que hay que descubrir y como no, hacerlo con nuestra bici a cuestas (al tener el seguro de ciclista, la preocupación es menor).