Tras una primera jornada donde el centro nos lo hemos recorrido perfectamente, toca poner la bicicleta a punto de nuevo para empezar el día con fuerza, porque seguimos pedaleando Lisboa, tiempo libre y el mejor seguro de bicicletas, ¿qué más puedo pedir?
- Día 2: Sintra, Cabo da Roca y Cascais
Ir a Lisboa y no ir a Sintra es como quien va a Sevilla y no visita la Giralda. Sintra es el destino imprescindible si vamos a Lisboa. Es un pequeño pueblo a unos 20 kilómetros de Lisboa donde destaca su casco antiguo y los palacios históricos que la envuelven. Si tenemos un poco tiempo podemos realizar la visita por los maravillosos acantilados de Cabo da Roca y para finalizar podemos descansar en Cascais y Estoril.
Así que coge la bici (tenla bien preparada) porque en 3, 2, 1, nos ponemos manos a la obra con Lisboa.
Como todas las ciudades, Sintra está compuesta por dos caras. Por una parte encontramos la cara moderna de la ciudad que es el centro de la ciudad en cuanto a alojamientos y poco más, nada de especial pero si nos vamos adentrando en el verdadero centro, la parte antigua, nos va a ir embelesando cada vez más. Esta parte antigua del pueblo se localiza en las faldas de la Sierra, un pequeño pueblo pero con mayor encanto y provisionado con todo, como la cultura con los imponentes palacios que ha ocasionado que la Unesco la declare Patrimonio de la Humanidad y sus tiendas de recuerdos y restaurantes.
Como hemos comentado los palacios destacan sobre todas las cosas en Sintra. Entre los más destacados, encontramos el Palacio da Pena y los jardines que lo rodean, aunque con el mismo interés encontramos otros palacios como el Palacio Nacional y la Quinta da Regaleira, una finca en cuyo interior destaca la estructura de cuevas y estanques del jardín.
En lo alto de la colina, nos vamos a encontrar con el Palacio da Pena y el Castelo dos Mouros, aunque del Castelo quedan pocas ruinas merece la pena pasear por ellas y por el Palacio da Pena, increíblemente bello en todos los sentidos: ubicación, arquitectura… El Palacio puede visitarse y es el principal atractivo de la ciudad. Desde el podremos disfrutar de las formidables vistas de toda la Sierra de Sintra y sus alrededores.
Si nos bajamos de la montaña y volvemos al centro, allí nos espera el Palacio Nacional de Sintra datado del siglo XVI que destaca por su blanca fachada y sus chimeneas en forma de torre, una mezcla de estilos arquitectónicos.
- Cabo da Roca
Volvemos a coger la bicicleta para bajar de Sintra y si nos dirigimos desde allí hacia el oeste, atravesaremos pueblos de la Sierra hasta llegar a la costa y podremos dirigirnos a la playa das Maças, una visita más que recomendable. Además de tostarnos en la playa, no deberíamos de perdernos los acantilados de Cabo da Roca ya que, por una parte disfrutaremos de unas vistas envidiables desde los 140 metros de altura y podremos decir que hemos estado en el punto más occidental de la Europa continental.
- Guincho, Cascais y Estoril.
Y desde las preciosas playas portuguesas, retomamos de nuevo el camino por la costa de Cascais que antes de llegar a la ciudad, primero veremos las playas de Guincho rodeada de dunas y que se puede considerar una de las playas más fascinantes.
Y llegamos a Cascais, un pequeño y tranquilo pueblo que pasó de puerto a ser el lugar elegido por las personas para tener una segunda residencia o para pasar sus vacaciones, eso sí, todos de la clase alta de ahí que el paseo que realicemos por el pueblo esté marcado por algunas de estas mansiones y por las pequeñas playas de gran atractivo.
Aunque tengamos poco tiempo, tenemos que sacar un ratito para visitar Estoril, una zona residencial de aristócratas y personas de la clase alta donde gastaremos nuestro dinero en su famoso casino.
Y una vez que hemos liquidado nuestro segundo día, llegamos al final de nuestros tres días y con él, los últimos descubrimientos de una tierra tan bella. ¿Seguro de bicicleta y bici lista? Pues allá vamos.
- Día 3: Belém y Parque das Naçoes.
Belém es otra de esas visitas obligadas si vas a Lisboa por muy poco tiempo del que dispongas, pero como vamos en bici, nos da tiempo a verlo todo, todito, todo.
- Belém
Como hemos comentado anteriormente, Belém, es junto con el centro histórico, esa visita obligada que debes realizar cuando has pisado tierra portuguesa. Belém es un barrio situado a la orilla del río Tajo, casi a las afueras, y ¿qué es lo que la hace tan interesante?, Pues bien sencillo, alberga las mayores obras de la arquitectura manuelina portuguesa, el Monasterio de los Jerónimos y la Torre de Belém, aunque no es lo único que la hace especial.
Si nos ponemos a pedalear no vamos a tener problema para llegar, eso es lo bueno de la bici, aparcas seguro.
El barrio de Belém se considera uno de los lugares de referencia del estilo gótico manuelino, un tipo de arquitectura portuguesa diferenciado de los demás por una fuerte presencia de elementos decorativos propios., una arquitectura datada a finales del siglo XV.
El Monasterio de los Jerónimos, levantado en el siglo XVI, fue creado para memorar el regreso con fortuna del navegante Vasco da Gama de la expedición que realizó por la India. Es la obra religiosa del estilo manuelino. Por otra parte destaca la Torre de Belém, una torre de defensa que en la actualidad se ha convertido en un monumento nacional visitable.
Y si nos queremos ir de Belém con el mejor sabor de boca, tenemos que conocer la archiconocida fábrica de los famosos Pasteles de Belém, nunca mejor dicho.
Los pasteles de Belém son una variedad de pasteles de nata típicos de Portugal con una receta única, especial y secreta, así que si no sabías que llevar de recuerdo con los pasteles acertarás seguro.
- Parque das Naçoes
Y tras haber recorrido la Lisboa más profunda y más marcada por su patrimonio histórico, llegó la hora de dar un cambio y acercarnos a la parte más moderna de Lisboa. El Parque de las Naciones es la zona de la ciudad que quedó totalmente reformada debido a la Exposición mundial de 1988.
El Parque de las Naciones se ubica en la zona noreste de la ciudad junto al río desde donde podremos contemplar edificios como la Estación de Oriente, el Pabellón Atlántico o el centro comercial de Vasco da Gama, todos ellos unificados por el estilo moderno que tienen y donde predomina el acero pintado de blanco y el cristal.
Junto al río, podremos degustar de numerosos bares y restaurantes y en el mismo barrio tenemos la oportunidad de hacer una visita al Oceanario de Lisboa.
- Otras alternativas.
Si además tenemos tiempo o algunas de las visitas no os interesa, a continuación os vamos a proponer otras alternativas.
Si nos apetece dar un paseo por el centro moderno de Lisboa, podemos hacerlo desde la Plaza del Marqués de Pombal con dirección hacia el norte y así poder visitar zonas como Picoas o Entrecampos que a pesar de no ser llamativas en cuanto a monumentos, son la pura realidad de día a día de Lisboa. En esta zona podemos ir a la zona más alta del Parque Eduardo VII desde donde podremos realizar una buena instantánea de la ciudad.
Otra de las opciones que podemos realizar es cruzar el río Tajo y así disfrutar de las vistas. Si queremos podemos tomar un catamarán para ir a los distintos barrios. Uno de ellos, Cacilhas, desde su orilla podemos disfrutar de unas fantásticas vistas de Lisboa y si seguimos por la zona podremos visitar también el Monumento del Cristo Rei desde donde podremos ver Belém y el Puente 25 de abril desde un punto increíble.
Pues eso ha sido todo amigos, Lisboa para todos los bolsillos y para todos los gustos, aunque hay algo que no cambiaremos nunca, nuestra bicicleta y cómo no, nuestro seguro de bici.