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Ciclismo, depresión y ansiedad

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión y la ansiedad son dos enfermedades que están sufriendo un gran crecimiento en la sociedad actual. Para mejorar en ese aspecto se sabe que el ciclismo es un buen antidepresivo y ansiolítico que ayuda a que las personas que lo sufren, de forma leve, se sientan mejor. Por eso hoy os vamos a contar algunas cosas sobre ciclismo, depresión y ansiedad.

No podemos afirmar que el ejercicio físico cure los episodios depresivos ni que actúe terapéuticamente sobre la depresión. Pero sí existen estudios que sugieren que la actividad física podría mejorar estos síntomas en depresiones leves o moderadas.

La ansiedad y la depresión son hermanas del trastorno bipolar y suelen presentarse juntas en los pacientes.
Por un lado, la ansiedad es un estado de agitación que dificulta el sueño y el descanso en general. A veces se pueden sentir palpitaciones o tener problemas cardíacos como consecuencia. Además, suelen producirse trastornos del sueño, lo que produce, a su vez, una peor calidad de vida, desórdenes alimenticios, entre otros.
Por otro lado, la depresión es el hecho de sentirse triste, melancólico, infeliz, abatido o derrumbado.

Algunos estudios dicen que el ejercicio físico moderado ejerce un efecto profiláctico y terapéutico en depresiones leves o moderadas. En los casos más graves, el ciclismo no es factible ya que los propios síntomas depresivos impiden que una persona pueda llevar a cabo cualquier actividad física.
Por ello, realizar ciclismo siempre vendrá bien a aquellas personas que no sufran un cuadro grave de depresión o ansiedad, siempre y cuando su médico se lo aconseje.

Hay tres hipótesis que ayudan a comprender este asunto:
• Por un lado, el ejercicio físico aumenta la liberación de endorfinas en la sangre. Éstas tienen un efecto relajante y producen una sensación de bienestar. Pero no se ha podido demostrar que modifiquen el funcionamiento bioquímico del cerebro.

• El déficit de algunos neurotransmisores podría ser la causa de la mayor parte de los episodios depresivos. Con el ejercicio físico se ha sugerido que se podría aumentar la cantidad de estos neurotransmisores en el cerebro. Pero esto todavía no está demostrado.

• Por último, se cree que el ejercicio físico facilitaría la focalización de la atención del paciente sobre aspectos gratificantes que sustituirían a las preocupaciones o pensamientos tristes, propios de los pacientes con depresión.

Lo que sí sabemos es que, con el ciclismo, se está reforzando el corazón, el sistema inmunológico, aparte de fortalecer los músculos. Permite un esfuerzo adaptado a la forma y condición física del ciclista y, además, hay muchas formas de practicar ciclismo.

El ciclismo y la depresión son dos enemigos pero, poniendo cada uno de su parte, de forma gradual, se puede llegar a solucionar. El ciclismo hace que el organismo vaya depurándose. Con cada salida, la persona que sufre esta enfermedad se va sintiendo cada vez mejor, entra en contacto con la naturaleza, despeja la mente, etc. Esto no quiere decir que no haya que medicarse y seguir las indicaciones de los profesionales. Un cuadro serio de cualquier enfermedad requiere siempre de la actuación de un médico.

En definitiva, cuando la intensidad de la sintomatología depresiva lo permita, se puede sugerir la práctica de ciclismo de forma moderada. No obstante, igual de importante es saber discernir qué pacientes, por la gravedad de sus síntomas depresivos, son incapaces de realizar ejercicio. Así que lo más conveniente es acudir al médico y que sea éste quien aconseje la práctica de cualquier actividad física.